autor: Carlos Orrego Pizarro
humorsobrenada
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lunes, 25 de octubre de 2010
lunes, 18 de octubre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
viernes, 8 de octubre de 2010
el viaje
Una noche más bien oscura de otoño, unos 130 años atrás, yo también me di el gusto de atrapar a la luna, que estaba escondida detrás de unas nubes grandes y mojadas. La atrapé con mis boleadoras, como se atrapa a un guanaco o a un ñandú, como me enseñó a hacerlo mi tío abuelo Juan Moreira, que en paz descanse el pobre viejo, cuando yo era apenas un mocosito (que no se me veía en el suelo de tan chiquito que era). Le dije a la luna, mirándola directamente a los ojos para que supiera que el asunto iba en serio, que me llevara a dar una vuelta por el campo y que luego la soltaría para que siguiera con sus cosas. Pasamos flotando sobre los toldos y los ranchos de Inodoro Pereyra, del cacique Patoruzú, de la Chacha, de Ñancul, de Patoruzito, de Martín Fierro, del sargento Cruz, del Viejo Vizcacha, de Don Segundo Sombra, de Santos Vega, de Hormiga Negra y de Lindor Covas, el cimarrón. Cuando estaba amaneciendo y fiel a mi palabra de gaucho, dejé libre a la luna (al borde de una charca con sapos, grillos y mosquitos) y regresé caminando hacia los brazos de mi china, de mi cielo, de mi vida, de mi amor.
carlos alberto arellano
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martes, 5 de octubre de 2010
viernes, 1 de octubre de 2010
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