Los Dioses habían decidido que la era de los hombres debía comenzar en la tierra y para esta nueva raza seria necesaria la compañía de los animales de la luna. Los hombres necesitarían pieles para vestirse, carne para alimentarse y la fuerza motriz de las bestias para algunas tareas…Los Dioses se presentaron ante los animales y los instaron a abandonar la luna. El león quizás el mas temerario se atrevió a desafiarlos insultándolos en la cara…los Dioses tomaron formas monstruosas, temibles y los maldijeron, de ahora en mas los animales solo se valdrían de su instinto para sobrevivir, siendo así privados para siempre del raciocinio.
Con el rabo entre las piernas todos huyeron al ver las formas monstruosas que los Dioses habían tomado. Todos menos Bunny, un pequeño conejo blanco y hermoso.
Bunny se quedó parado en su cráter observando a los Dioses de manera desafiante, si de algo había estado seguro en su vida era que jamás se iba a marchar de la luna…Ndaúli el Dios padre, gruñó al pequeño conejo y este permaneció inamovible, luego intento quemarlo con fuego, pero Bunny se zambulló en su cráter y se perdió en el interior de la luna…
Nadie jamás se había opuesto de esa manera a los Dioses.
Ndaúli reflexionó: -Si tanto vale para ti este lugar tan inhóspito y polvoriento, entonces tal vez merezcas quedarte.
-No valoro este lugar –respondió el conejo –es que la tierra se ve tan hermosa desde aquí.
Los Dioses se marcharon y el pequeño conejito blanco se quedó en la luna, dicen que desde cierta parte del mundo si miras con atención puedes ver la cara del pequeño Bunny observándote.
Vieja leyenda contada a los niños en los países balcánicos.
texto: alejandro g. golan
ilustración: alejandro g. golan
Me gustó eso de que el León se atreviera a desafiar a los dioses... Como siempre nos distinguimos por la rebeldía...
ResponderEliminar¡Qué bonito! Bunny se enfrentó a sus miedos para seguir contemplando la tierra. Me gusta la ilustración, en verdad le has dado la luz que imagino habrá en la luna.
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