ROBO NOCTURNO
En noche suave y oscura como piel de gata negra,
se escaparon de su casa tres alegres ladronzuelas.
Con sigilo y sangre fría, susurraban somnolientas:
"Hoy robaremos al cosmos una a una sus estrellas."
Pero estaban algo altas; eran niñas muy pequeñas.
Y al final se conformaron con la luz de Luna nueva.
¿Cómo trepar a las nubes? Es bien fácil si hay idea.
Sin mucho ruido agarraron del garaje una escalera,
la que siempre usaba el padre para reparar las tejas,
y en equilibrios torcidos, de las tres la más traviesa,
oscilando muy arriba, gritó a las otras: ¡Sostengan!
Descosió el cielo a mordiscos, por olvido de tijeras.
Así fue como la Luna clavó sus cuernos... en tierra.
Quedó hueco el firmamento... Profundísima tiniebla
cegó montañas y valles. Animales, plantas, piedras,
sintieron juntos el pánico, a menguarse de miseria.
¿Y las niñas? Caminaban, hacia casa, tan contentas,
transportando luz en brazos para leer... un poema.
se escaparon de su casa tres alegres ladronzuelas.
Con sigilo y sangre fría, susurraban somnolientas:
"Hoy robaremos al cosmos una a una sus estrellas."
Pero estaban algo altas; eran niñas muy pequeñas.
Y al final se conformaron con la luz de Luna nueva.
¿Cómo trepar a las nubes? Es bien fácil si hay idea.
Sin mucho ruido agarraron del garaje una escalera,
la que siempre usaba el padre para reparar las tejas,
y en equilibrios torcidos, de las tres la más traviesa,
oscilando muy arriba, gritó a las otras: ¡Sostengan!
Descosió el cielo a mordiscos, por olvido de tijeras.
Así fue como la Luna clavó sus cuernos... en tierra.
Quedó hueco el firmamento... Profundísima tiniebla
cegó montañas y valles. Animales, plantas, piedras,
sintieron juntos el pánico, a menguarse de miseria.
¿Y las niñas? Caminaban, hacia casa, tan contentas,
transportando luz en brazos para leer... un poema.
autor: elio milay
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