jueves, 19 de agosto de 2010

sobre la influencia de la luna (II)

CACHORROS Y MIELES DE LUNA (el amor nace en cualquier parte)



Al más apresurado lo bautizaron Alunizado, nació en pleno alunizaje y aterrizó de trompa en un cráter que despedía miel al espacio.


El segundo nació en la Luna, de ahí que sus ojos, orejas, y patas eran lunares color miel, por eso lo llamaron Lunarejo. Una belleza que le gustaban las caricias porque era muy pegote. Al tercero lo nombraron Alunado. Antes de abrir un ojo le mordió la pata lunar a su hermano y se relamió con tanta miel.
– ¡Este hijo nues
tro tiene una luna! –dijo Rayen. – Grrr guau guau luna guau luna- contestó Sixto, que como buen políglota aprendió rápidamente el lenguaje perrunolunar.

El cuarto cachorro respondía al nombre de Lunático. Mostraba los dientes y le salía fuego lunar por la boca si no le daban la teta cuando tenía hambre.

Lunada se llamó a la perrita que tenía el cuerpo en forma de media luna. Una dulce y simpática cachorra que hacía esfuerzos por mantenerse en ese estado de mitad que espera otra mitad para completarse.

Lunanco, como su designación lo indica, nació con un anca más alta que la otra, característica que lo hizo exótico y atractivo.

Finalmente al séptimo perrito le cayó en la cabeza un destino de leyenda y tenía el deber de transformarse en lobo las noches de Luna Llena. Hermoso por enigmático, pero sus padres no le dieron el nombre que merecía a una leyenda viva, Pelolu (perro-lobo-luna) fue el apodo que le quitó fuerzas al benjamín y como era muy perezoso se convertía en oso de peluche.

Los cachorros crecen, la Luna los espera y tal vez descubran la Tierra y vengan a visitarla. Si quieren verlos van a andar por acá, por Lugano.


texto: Thiada

plástica: vientoenprosa


cuentosdethiada

vientoenprosa

deluganoalaluna

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por seguirme, justito lo vi. Como tienes varios blog's voy a tratar de seguirlos a todos y de paso los chusmeo un rato :D. Saludos. Antonella Buongarzoni.

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